Los sistemas
Integrados de Gestión Bibliotecaria basados en un modelo que sigue las
directrices del software libre o del software de código abierto, constituyen sistemas
integrados, son la base del trabajo bibliotecario.
Ante los excesos
de editores y distribuidores de información científica, las bibliotecas están
apostando por el modelo de acceso abierto (Open Access)
La situación
es completamente análoga a la de la distribución de la producción científica:
unas pocas empresas dominan un mercado y, por ello, ejercen un gran poder sobre
las bibliotecas que han contratado licencias de uso de sus productos. En el
caso de las aplicaciones informáticas ya no hablaríamos tan sólo de pago por
licencias de uso sino también pago por el soporte de dichos programas. Como
señalan Rafiq y Ameen (2009) “la filosofía subyacente del software de código
abierto y de las bibliotecas es la misma, ambos promueven el acceso abierto y
los estándares”
Se utilizan continuamente
aplicaciones que siguen esos modelos de desarrollo y de licencia, más aún en
este ámbito bibliotecario, navegadores de Internet como Firefox o Chrome para
visualizar páginas web alojadas en servidores que utilizan, mayoritariamente,
GNU/Linux como sistema operativo; creamos los blogs de nuestras bibliotecas en
plataformas como Wordpress, o incluso elaboramos las intranets corporativas de
nuestros centros con sistemas de gestión de contenidos como Drupal; utilizamos
aplicaciones como Alfresco, OpenKM o Nuxeo como sistemas de gestión de
documentos; recibimos cursos a distancia, o los impartimos, a través de
plataformas como Moodle; nuestros repositorios institucionales, generalmente
ligados a las bibliotecas, funcionan con E-Prints, DSpace o Fedora, y si
hablamos de bibliotecas digitales el programa Greenstone nos resulta, sin duda,
familiar. En todos estos casos, salvo en lo indicado para Google Chrome,
estaríamos hablando de software libre y/o de código abierto, y como se ve lo
estamos utilizando a todas horas. Incluso en el caso de los Sistemas Integrados
de Gestión Bibliotecaria de tipo “propietario” implantación de un Sistema
Integrado de Gestión Bibliotecaria (en adelante, SIGB) basado en software libre
en principio conllevaría una serie de ventajas. La primera que nos puede venir
a la cabeza es la supuesta gratuidad de este tipo de productos, pues por lo
general su adquisición no supone ningún coste en concepto de licencia: esta
ausencia de gasto inicial es un arma de doble filo, pues en muchos casos se
tiende a pensar que el hecho de no cobrar por la “venta del producto” supone
falta de calidad del mismo.
Hay una gran
diferencia entre el software propietario y el libre. Si una unidad de
información contrata un producto propietario, además de pagar la adquisición y,
periódicamente, unas licencias de uso, queda ligado a esa empresa en lo
referente a servicio técnico; si este servicio no es satisfactorio, quedan como
opciones el seguir con esa empresa o el migrar a otro SIGB, con las
dificultades que ambas opciones, probablemente sea ésta la ventaja
más importante que conlleva el uso de aplicaciones libres: la unidad de
información tiene el control de la información y de los datos que maneja, y no
queda sujeta a las decisiones de las empresas desarrolladoras de software
propietario, las cuales se ven inmersas en un mercado cada vez más convulso. el
término “software libre”, acudimos a la definición que da la propia Free
Software Foundation, organización creada en 1985 por Richard M. Stallman y
otros con el fin de difundir este modelo de desarrollo informático.
Los usuarios
deben tener la posibilidad de ejecutar, de distribuir, de cambiar y de mejorar
el software, y para dejarlo aún más claro se enuncian en esta definición las
llamadas “cuatro libertades del software libre”:
1) Libertad
de ejecutar el programa, para cualquier propósito; de estudiar cómo trabaja el
programa 2) Cambiarlo para
que haga lo que el usuario quiera, y para ello es condición necesaria el acceso
al código fuente; de redistribuir copias “para que pueda ayudar al prójimo” 3) la
libertad del usuario de distribuir a
terceros las copias de sus versiones modificadas, de modo que la comunidad de
usuarios pueda beneficiarse de dichos cambios 4) Se puede considerar como
software libre sí y sólo sí los usuarios disfrutan de todas esas libertades,
sin tener que pedir permiso para ello ni tener que pagar por ello: el usuario
es libre de redistribuir copias con o sin modificaciones y ya sea gratis o
cobrando una tarifa en concepto de distribución, y distribuyéndolas sin
restricciones de a quién se distribuye o dónde se hace la distribución. Por
otra parte, la redistribución de copias debe incluir tanto a las formas
ejecutables del programa como al código fuente, sin que se considere como tal
al “código fuente ofuscado” (aquel código que se ha hecho deliberadamente
ininteligible4). Para que estas libertades sean reales deben ser irrevocables,
salvo en caso de errores de programación: si el programador del software puede
revocar la licencia o modificar sus términos con carácter retroactivo, entonces
tampoco estaríamos hablando de software libre.
En el
software propietario el usuario acepta una licencia de uso (generalmente
denominada EULA, “End User License Agreement” o “Contrato de Licencia para el
Usuario Final”) por la que adquiere el derecho a utilizar ese producto bajo
determinadas condiciones y sin que generalmente se tenga acceso al código
fuente ni que se permita la libertad de modificación o de redistribución del
programa ez aclarado a qué llamamos “software libre”, ahora vamos a ver
Restricciones:
el usuario final no puede modificar, traducir, descompilar, aplicar ingeniería
inversa, retransmitir en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico,
mecánico, fotocopiado, grabado o de cualquier otra forma), revender o
redistribuir el producto, o cualquier porción del mismo, sin previo
consentimiento escrito de […] (fragmento de la EULA de EndNote)5
Basta con
observar las páginas web de los distintos proyectos de software libre para
darse cuenta de que estamos ante un campo en continua evolución y
transformación, lo que se afirma hoy probablemente ya estará obsoleto mañana.
Los
distintos sistemas de gestión bibliotecaria de código abierto están destinados
a diferentes tipos de bibliotecas, de modo que lo que puede resultar escaso
para una determinada unidad de información puede ser excesivo para otra. Así,
no tendría mucho sentido automatizar una biblioteca escolar equipándola con
Evergreen, diseñado para el uso en grandes consorcios de bibliotecas, ni sería
lógico utilizar Emilda o GNUteca en bibliotecas universitarias. Gran adelanto
para Koha se produjo en 2001 cuando la Nelsonville Public Library (Condado de
Athens, Ohio, Estados Unidos) decidió sustituir su sistema Spydus. Esta
biblioteca tenía mucho interés en las tecnologías de código abierto al
considerar ese modelo como otra forma más de dar servicio a la comunidad, y por
aquella época Koha era el único SIGB que podía satisfacer las necesidades de
esta biblioteca, la cual atendía, a través de una sede central y seis
bibliotecas sucursales, a una población de 62000 habitantes y contaba con un
fondo de 250000 volúmenes.
Por otra
parte, la interfaz para el usuario cuenta con funcionalidades avanzadas muy
interesantes:
• Estanterías virtuales, o selecciones de registros generadas a
partir de una búsqueda y que funcionan a modo de bibliografías, bibliografías
que el usuario puede definir como privadas o hacerlas públicas y compartirlas
con otros usuarios;
• “Canasta de libros” o “carrito de la compra”, de modo que el
usuario selecciona entre los resultados de sus consultas aquellos documentos
que va a solicitar a la biblioteca, de acuerdo a las políticas de préstamo de
la institución;
• Reservas,
de modo que el usuario recibe un aviso cuando ese título ha sido devuelto y ha
llegado el turno del lector que hizo esa reserva
Evergreen
es, junto a Koha, el otro gran protagonista de los SIGB libres; sin embargo, se
trata de un concepto diferente: si bien Koha estaba destinado, en principio, a
bibliotecas de tamaño medio, Evergreen por su parte está diseñado para su uso
en grandes consorcios de bibliotecas. Al igual que Koha, también se distribuye
bajo la licencia GPL (General Public License). Flores Vargas (2011, p.
106) lo califica como uno de los SIGB de código abierto OPALS31
El nombre de este sistema es un acrónimo que
significa “Open Source Automation Library System”. Detrás de este software está
la empresa Media Flex, que desde los años ochenta se dedica al desarrollo de
aplicaciones para bibliotecas, aunque anteriormente lo hacía desde el modelo
comercial propiet https://buleria.unileon.es/xmlui/bitstream/handle/10612/1880/TFG_JoseAngelParradoPrieto.pdf?sequence=1
Roxana Favilla